miércoles, 30 de noviembre de 2011

Capítulo 2: Cara a Cara

Aquí os dejo el segundo capítulo del mini-relato de espías que comencé el otro día con el título: Parte 1: La Traición.
CARA A CARA

Mientras estaba parada en la puerta de la casa de su enemiga, ella dedicó unos segundos a repasar los acontecimientos que la habían llevado hasta ese lugar y ese momento. El momento en el que debería matar a la única persona con la que había podido ser sincera de verdad: su hermana pequeña, Estela.

Ellas crecieron juntas y solas. No eran hermanas de sangre, pero sus padres adoptivos nunca les prestaron demasiada atención y ella tuvo que hacerse cargo de Estela, alguien tenía que hacerlo. De ahí surgió la hermandad entre dos niñas, que sin ser biológicamente familia, se querían más que algunas otras con lazos de sangre.

En cuanto fueron lo suficientemente mayores para independizarse se fueron de allí y nunca más volvieron a ver a esa gente que se hacían llamar sus padres. Tampoco los echaron mucho de menos, estaban acostumbradas a valerse por ellas mismas.

Ella pagó su educación y la de Estela trabajando como una mula en una cafetería por las noches. Ella lo había dado todo por esa pequeña. Cuando estando en la universidad fue reclutada por la Agencia, puso como condición para aceptar la oferta que pudiera contárselo a su hermana, puesto que era la única persona a la que le confiaría su vida. Que equivocada estaba. Precisamente confiar en ella, había sido la causa de que su vida se viera en peligro.

Llamó a la puerta y espero pacientemente mientras Estela bajaba por las escaleras de la pequeña casa de dos plantas. Las cosas debían haberle ido bien en esos 2 años perdidos que ella tuvo que soportar en la mazmorra del enemigo.

Cuando abrió la puerta sin siquiera preguntar quién llamaba, comprendió que era su momento: empujó a su hermana hacia dentro haciéndola chocar contra un cuadro que se cayó sobre su cabeza y la dejó sin sentido. Nunca te metas con una espía, aún desarmada, es la persona más peligrosa que podrás cruzarte, sobre todo si su tapadera ha sido descubierta y no tiene nada más que perder.

Arrastró a su hermana hasta el confortable salón que se escondía tras la puerta de la casa. Después la ató de manos y pies dejándola sobre la alfombra. Después procedió a amordazarla, justo cuando empezaba a volver en sí. Sus ojos se abrieron y sus pupilas se dilataron por el pánico. Empezó a temblar violentamente y después, las lágrimas empezaron a correr por sus mejillas.

-          No esperabas volver a verme con vida, ¿verdad? – dijo ella mirándola a los ojos - Por desgracia te ha salido el tiro por la culata, hermanita. Estoy más viva que nunca y además, tú mejor que nadie deberías saber, que nunca me he tomado las traiciones de una manera… llamémoslo civilizada. Voy a quitarte la mordaza, pero deberías saber que si se te ocurre gritar solo conseguirás una muerte aún más lenta y dolorosa.
Arrancó la mordaza de los labios de Estela sin ningún tipo de cuidado. Ella emitió un pequeño gemido de dolor pero no gritó. Conocía demasiado bien a su hermana.

-          Estela puede que no me creas, pero tuve que hacerlo para salvarnos a ambas.
-          ¿Y cómo puede ser que delatarme ante la policía del estado me haya salvado la vida?
-          Bueno, estás aquí delante de mí y ahora, ¿no es cierto? Si la policía secreta no se te hubiera llevado aquel día, alguien mucho peor habría logrado encontrarte: tu padre biológico.


2 comentarios:

  1. arffffff y quien es el padreeeeeee !!! arff me encanta Rebeca !!!!

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  2. chan chan chan!!! jajajajaja para saber quien es el padre, mantenganse a la espera...pronto se desvelará toda la historia ^^

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